Cuando escuchar al corazón transforma una vida: La historia de Selene y Sofía en Ingenes

Puntos Importantes:

Ser mamá no siempre llega como lo imaginamos. Para muchas mujeres, el camino hacia la maternidad no es lineal, y a veces requiere una pausa profunda, un acto de valentía y un compromiso con una misma. Este es el caso de Selene, una mujer que, cercana a cumplir los 40 años, decidió escuchar esa voz interna que llevaba años acompañándola: el deseo de convertirse en mamá. Hoy, con Sofía de 6 meses en sus brazos, puede decir que su historia es una prueba de que cuando el corazón lo sabe, lo sabe. Y que, con el acompañamiento adecuado, los sueños sí pueden hacerse realidad.

Un deseo que siempre estuvo ahí

Selene siempre supo que la maternidad era un proyecto importante en su vida. Aunque dedicó muchos años al 100% a su carrera profesional, una decisión respetable y común en muchas mujeres que buscan estabilidad, crecimiento y plenitud personal, ese anhelo nunca desapareció del todo. Permanecía ahí, suave pero firme, esperando el momento correcto para convertirse en una decisión.

Ese momento llegó cuando se aproximaba a los 40 años. Fue entonces cuando comenzó a explorar opciones, a informarse, a investigar y, sobre todo, a imaginar seriamente cómo se vería su vida dando ese paso. Uno de los primeros lugares donde encontró orientación clara fue el Instituto Ingenes, donde desde el principio sintió una atención cálida, respetuosa y profundamente humana.

La importancia del tiempo y la certeza interior

Antes de iniciar cualquier proceso, Selene se dio un espacio de un año para pensarlo. No por dudas sobre su deseo, sino como parte natural de una decisión que transformaría su vida entera. Durante ese periodo habló con especialistas del Instituto, hizo preguntas, pidió información y reflexionó sobre lo que ese paso implicaba en lo emocional, físico y personal.

Finalmente, en mayo de 2024, llegó ese día decisivo. Fue al Instituto y dijo con total convicción:
“Estoy lista para ser mamá.”

En ese momento, comprendió que ninguna otra persona podía tomar esa decisión por ella. Que no tenía que esperar a que llegara la pareja ideal, que no tenía que posponer el sueño por miedo o por creencias externas, y que el proyecto más importante de su vida podía iniciar con la fuerza de su propia voluntad.

Esa claridad fue transformadora. Para Selene, fue como encender una luz interior. Salió de esa primera visita a Ingenes sintiéndose poderosa, consciente de que estaba tomando el timón de su vida y siendo responsable de su futuro. Y, sobre todo, reconociendo que biológicamente hay tiempos que no siempre pueden esperar.

El acompañamiento humano que marca la diferencia

Algo que Selene destaca de su historia es la calidad del acompañamiento que recibió desde el primer día en Ingenes. Para ella, no se trató solamente de un tratamiento médico, sino de un proceso profundamente emocional en el que siempre se sintió arropada, acompañada y escuchada.

Durante su tratamiento, el equipo del Instituto supo cuándo hablarle con calidez y cuándo hacerlo con más firmeza. Y ese balance fue clave, especialmente en momentos donde el ritmo y presión del trabajo podían hacerla perder de vista que lo más importante era cuidar de ella y del “tesoro” que llevaba en su vientre.

Cada duda que tuvo fue resuelta. Cada miedo fue atendido. Y, cuando finalmente llegó el resultado positivo, vivió uno de los momentos más significativos de su vida. Incluso entonces, el trato hacia ella y hacia Sofía, que aún estaba en su vientre, fue profundamente tierno. Le hablaban a ambas, les transmitían confianza, seguridad y serenidad. Esos detalles marcaron la diferencia, pues Selene siempre sintió que todo iba a estar bien.

Un proceso que requiere compromiso de ambos lados

Selene es muy clara en algo: transformar un sueño en realidad es una responsabilidad compartida. Ingenes pone lo mejor que tiene, profesionales, tecnología, experiencia, conocimiento y acompañamiento, pero también es un camino que requiere disposición, compromiso y autocuidado por parte del paciente.

Ese equilibrio fue fundamental para ella. No solo inició un tratamiento médico; inició un proceso de vida. Uno donde decidió priorizar su salud emocional, su bienestar físico y su deseo profundo de ser mamá.

La transformación que trae un milagro

Cuando Sofía llegó a su vida, el mundo de Selene cambió para siempre. Cada día, al verla, confirma que tomó la mejor decisión posible. La maternidad, vivida desde la libertad y la determinación personal, se convirtió en una de sus mayores fuentes de felicidad.

Tenerte aquí es un milagro, Sofía. Lo volvería a hacer mil veces y te amo con todo mi ser.

Esas palabras resumen lo que significó este camino, no un acto impulsivo, sino una elección consciente, madura y profundamente amorosa.

Un mensaje para quienes hoy están dudando

La historia de Selene no solo es un testimonio de éxito; es una voz para todas aquellas mujeres que aún están decidiendo si dar el paso hacia la maternidad por cuenta propia o con un acompañamiento médico especializado.

Su consejo es sencillo, pero poderoso:
“Hazle caso a tu corazón. Nunca se equivoca.”

Si el corazón dice que sí, entonces vale la pena intentarlo. Aunque exista miedo. Aunque existan dudas. Aunque haya incertidumbre. Para Selene, lo más doloroso no era intentarlo y no lograrlo, sino vivir con el “hubiera”. Hoy, con Sofía en sus brazos, sabe que no habría podido perdonarse dejar pasar esta oportunidad.

Si tienes en tu corazón el deseo de ser mamá, te diría que lo intentes. Si tienes miedo, inténtalo con miedo, pero que no te quedes con la duda.

Ingenes como aliado en decisiones que cambian vidas

La historia de Selene refleja uno de los pilares de Ingenes: acompañar a cada mujer y cada familia desde su propio proyecto de vida. No existe una ruta única hacia la maternidad; existen tantos caminos como historias. Y el Instituto Ingenes ha construido sus programas y su atención precisamente para adaptarse a esas necesidades diversas con empatía, ciencia y profesionalismo.

Para mujeres que, como Selene, desean ser mamás después de los 35 o 40 años, contar con un equipo multidisciplinario especializado en reproducción asistida es fundamental. No solo por las técnicas avanzadas, sino porque cada decisión requiere claridad y confianza. En ese sentido, Ingenes se convierte no solo en un espacio médico, sino en un acompañante integral.

La maternidad tardía, la maternidad en solitario, la maternidad elegida: todas caben en la visión de Ingenes. E historias como la de Selene y Sofía lo demuestran.

La fuerza de decidir por ti misma

La decisión de Selene también habla de un mensaje más amplio: las mujeres tienen derecho a decidir sobre su vida, su proyecto familiar y sus tiempos. La maternidad no debe estar condicionada a la llegada de una pareja ni a expectativas externas. Cuando una mujer decide ser mamá porque lo siente y lo desea, está ejerciendo una de las formas más profundas de autonomía.

Ingenes se convierte entonces en un puente entre esa autonomía y la posibilidad biológica. Un puente seguro, ético y profesional, que brinda alternativas para que más mujeres puedan decir “estoy lista” sin miedo y sin esperar a que las circunstancias sean perfectas.

Un final que es, en realidad, un comienzo

Hoy Selene abraza a Sofía y sabe que este es apenas el inicio de su historia juntas. Todo su proceso, los meses de reflexión, el apoyo de su familia, la información, el acompañamiento de Ingenes, las decisiones difíciles, la emoción del positivo, quedó atrás para darle paso a una nueva etapa llena de amor.

Mirando a su hija, Selene confirma que la maternidad llegó en el momento ideal para ella. No cuando la sociedad lo esperaba, no cuando otros lo imaginaron, sino cuando ella lo decidió con plena certeza.

Y ese es quizá el mensaje más hermoso de este testimonio:

La maternidad elegida, acompañada y vivida con libertad es una de las decisiones más poderosas que una mujer puede tomar. Y, con apoyo especializado, puede convertirse en una realidad luminosa y llena de amor.

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