El fallo de implantación se diagnostica cuando no se ha podido lograr un bebé después de al menos tres ciclos de Fecundación In Vitro (FIV) o de la transferencia de más de diez embriones de buena calidad.
En la actualidad, existen soluciones altamente efectivas para cada una de las causas del fallo de implantación, entre las que destacan la transferencia de embriones en la fase de blastocisto (día 5 de desarrollo embrional), el diagnóstico genético preimplantatorio y la eclosión asistida (o hatching asistido).
La implantación embrionaria es un proceso complejo que requiere de un embrión sano y un endometrio receptivo, así como de un estrecho diálogo entre ambos.
En el campo de la reproducción asistida, el fallo de implantación se diagnostica cuando no se ha podido lograr un bebé después de al menos tres ciclos de Fecundación In Vitro (FIV) o de la transferencia de un total de diez embriones de buena calidad.
Las causas del fallo de implantación son múltiples y pueden estar implicados tanto problemas embrionarios como problemas con el ambiente uterino:
Existen varias pruebas que permiten determinar las causas del fallo de implantación:
Es importante señalar que una detallada evaluación de los ciclos realizados hasta el momento (número de óvulos obtenidos, tasa de fertilización, técnicas utilizadas y desarrollo embrionario) es fundamental para establecer un pronóstico certero.
Conocer las causas del fallo de implantación es fundamental cuando se trata de seleccionar un tratamiento que permita lograr un bebé con el menor desgaste. En la actualidad, existen soluciones altamente efectivas para cada una de dichas causas.
Cuando el fallo de implantación se asocia con problemas inmunológicos, éstos pueden tratarse fácilmente con medicamentos, mientras que si se debe a problemas con el ambiente uterino el tratamiento varía según la causa y puede ir desde terapia hormonal hasta cirugía en casos muy específicos. Sin embargo, cuando el fallo de implantación se debe a problemas embrionarios, los principales tratamientos incluyen:
Hasta hace pocos años, todos los embriones se transferían en el tercer día después de la fertilización debido a que era imposible mantenerlos vivos en un laboratorio, pero hoy la tecnología nos permite cultivarlos por mayor tiempo, lo que facilita la selección de los embriones de mayor calidad y con mayor poder de implantación.
Esta técnica permite que sólo los embriones libres de anormalidades cromosómicas (aneuploidías) se transfieran al útero materno. Esto se encuentra relacionado con el fallo de implantación, la pérdida recurrente del embarazo y la edad de la mujer ya que conforme ésta avanza, el riesgo de presentar anormalidades cromosómicas en el bebé incrementan.
Es por esto que, transferir sólo embriones libres de estas alteraciones genéticas, nos permite maximizar las probabilidades de implantación, de embarazo y de tener un bebé en casa sin importar la edad de la mujer.
Antes de su implantación en el útero, el embrión debe liberarse de la membrana que lo envuelve (zona pelúcida) para entrar en contacto directo con las células del endometrio. En algunos casos el fallo de implantación se debe a la incapacidad del embrión para salir de la zona pelúcida y es necesario facilitarle este proceso para aumentar la probabilidad de implantación.
En Ingenes contamos con embriólogos expertos en técnicas de micromanipulación, lo que nos permite realizar el procedimiento de eclosión asistida mediante rayo láser de forma rápida y precisa sin causarles ningún daño a los embriones.